Mi seguidor Javier Serrano me
indica en un comentario que se me ha traspapelado el Camino del
Salvador. Efectivamente. Y aunque, como ya quise explicar en mi objetivo
del blog, son simplemente apuntes de mis Caminos, sin un orden
especifico ni formal... este Camino Asturiano-Leonés bien se merece una
entrada y unas fotos.
Sábado, 26 de Junio de 2010. 1ªEtapa: OVIEDO – MIERES, 20 Kms.
Dulce, Zigor y Nati me dejan a las 8,30 h. en Torrelavega en
su viaje madrugador a la boda de Marta en Aguilar. Alsa me lleva a Oviedo,
desde donde hace una semana me propuse
hacer el segundo Camino de este 2010. Esta vez otro diferente y poco
frecuentado, el de San Salvador, pero a la inversa para darle mayor
dificultad con la subida a la meseta por el puerto de Pajares. La errónea
creencia de la carencia de albergues me hace cargar con una tienda y una
colchoneta que con sus algo más de tres kilogramos elevan a casi nueve los que voy a cargar de manera muy
innecesaria estas cuatro jornadas.
Desde el Alsa contemplo algunas playas cántabras y asturianas |
De 11,55 a 13,20 h. una rápida visita a la capital astur, en
su mayor rato en la catedral y su entorno para la visita, fotos, sellado y
hasta una boda con rollsroyce con el
que yo también me saco la foto acompañado de mi inseparable mochila. La vieja
N-242 me saca al camino con gran bochorno de calor. Cuando a las tres de la
tarde almuerzo tirado en la cuneta bajando un puerto el humilde bocadillo
preparado por Dulce y un burro cercano me entretiene las moscas, recuerdo el
festejo que disfrutan en Aguilar. Les deseo en el silencio y acompañado de la
naturaleza universal que disfruten el
día al menos tanto como yo.
Aún quedan señales de medidas que ya están en desuso. Distancia a Madrid |
Nadie en el Camino, pero eso para mí ya se está convirtiendo
en lo normal. A las 17,30 revienta el pesado tiempo en lluvia, que aunque suave
por continua me altera el plan y caminar de la tarde. Lo dejo a las 19,30, tras
sólo 20 kilómetros, al encontrar un excelente albergue en el barrio de La Peña, de Mieres del Camino. Voy tan holgado
de tiempo que hasta me permito cenar una fuerte fabada asturiana y ver
terminar en empate el partido USA-Ghana
del Mundial futbolero, que después clasifica a los africanos. Comparto aún casi
una hora de charla con un matrimonio de casi mi quinta y oficio bancario en el albergue antes de que decidan abandonar
mañana a primera hora por un contratiempo de enfermedad familiar.
Domingo, 27 de Junio. 2ª Etapa: MIERES DEL CAMINO - PAJARES, 38 kms.
Estación de tren La Cobertoria, poco antes de iniciar ascenso a Pajares |
Santa Agueda, joya poco conocida del prerrománico astur |
Junto a la impresionante estación de tren de
La Cobertoria, gran centro minero allá por los años cincuenta del pasado siglo,
una joya del prerrománico dedicada a Santa Agueda debidamente restaurada no
tiene nada que envidiar a las más conocidas del Naranco y San Miguel de Lillo.
Consigo verla por dentro al mediodía y continúo mi camino entre maravillado y
contrariado por el “olvido cultural” que me parece que comete Asturias con
joyas como ésta. Reviso la guía tomada en el albergue de Mieres para no
perderme nada. Me cruzo con el primer peregrino, un militar cacereño de 41
años afincado en Madrid, y departimos
brevemente nuestras experiencias camineras. Mejora la tarde. Voy retrasado en
el tiempo y el ambicioso objetivo. Como un bocadillo rápido en Campomanes e
intento acelerar puerto arriba por la carretera, porque el otro camino, el
llamado de verano es algo más largo y las recientes lluvias no garantizan todos
sus pasos. En Frecha me entretengo
aunque a gusto casi dos horas. Las fotos y la simpatía y hospitalidad de Juan
Diaz y Cristina, me enseñan su casa de
campo, su pueblo y su zona cercana con predilección a la Ermita de Benduenos y
el pueblo de Erías. No faltan la charla, el jamón y la sidra ni acercarme
después con su coche unos cinco kilómetros del duro puerto. Las pequeñas aldeas,
hoy reconvertidas en casas para el verano y fines de semana, mantienen algunos
vestigios de la ganadería y agricultura de subsistencia así como torres y
casonas de nobles de siglos pasados.
La subida se hace más empinada y
peligrosa al avanzar la tarde. Regresan los domingueros en coche de la montaña
o del pueblo a la ciudad por la calzada sin arcén. Hasta la Guardia Civil, que inspecciona
con detalle un gran camión de carga, me confirma que en su larga vida en
carretera soy el primer peregrino que ve subir ese puerto. El “enseguida llega
a Pajares” se me hace eterno, las 21,15 h. nada menos. ¡Porque al final son
quince horas de etapa, aunque no todas de puerto pero sí en ascenso! El
albergue es para mí solo, aunque me cuesta un rato encontrarlo. Deben ser mis
reflejos ya agotados, porque estoy en una aldea de doscientos metros de
carretera y otra calle paralela por donde iba el antiguo camino.. “Es el mejor
que veo en mi larga vida peregrina”, escribo a la noche en mi diario. Dieciocho
camas, mantas, calefacción eléctrica, cocina con nevera casi llena de lo
elemental para beber y desayunar, televisión y seis puestos conectados a internet…
Y la hospitalera Marixa me trae un bocadillo y fruta para cenar. ¡Qué pena que
su hosco marido no esté a la altura y lo tenga como “negocio” encubierto!
.
Lunes, 28 de Junio. 3ª etapa: PAJARES - LA ROBLA, 40 kms.
Albergue de Pajares. Mi segunda noche duermo aquí sólo |
El intento fallido de navegar en
internet me entretiene hasta acostarme
después de la medianoche. También me relajo en la salida, ya desayunado en el
propio albergue y haciendo fotos del extraordinario amanecer junto a las
montañas. La subida de casi 9 kms. con repechos del 17% y los 9 kilos a la
espalda casi no los siento por las idílicas vistas y el maravilloso despertar
del día. Voy dejando minutos para hacer fotos y almacenar en mi cerebro unas
sensaciones que no es fácil que pueda repetir de este lugar y momento. Son
las 9,15 cuando llego a la cima de 1379 metros y retrato el monumental y
abandonado parador de turismo de Pajares. La vista del macizo central de las
montañas de Asturias, con el Peña Ubiña de 2349 m. al fondo, es tan limpio e impresionante
que le dedico unos largos minutos contemplándolo en el silencio y absorto en
paradisíacos pensamientos. ¡Como en el éxtasis de San Francisco, hubiera parado
el reloj del tiempo!
Peña Ubiña (2349), techo montañero de la zona, desde el Puerto de Pajares (1379), techo de este Camino |
Santuario románico de Arbás, en la vieja carretera de Pajares a León |
Ahora sólo me queda bajar, pero
tampoco lo hago contrarreloj. El románico santuario de Arbas y los pequeños
pueblos carretera merecen mi atención. Me cruzo con el segundo y último
peregrino andante de este camino[1].
Es un médico de Albacete de 52 años y nos tomamos un café en uno de los pocos
bares que sobreviven de la época dorada del puerto. Esta ruta muestra a lo
largo de los 125 kilómetros un evidente
abandono, porque la minería murió y la carretera se sustituyó por otra autovía
de la que he intentado alejarme. Al
mediodía el calor aprieta y acelero para llegar a las 14,45 a Ciñera de Gordón,
donde los primos Miguel Zulaica y Camino Arias me esperan a comer. Pasamos más de cuatro agradables horas de charla y
descanso relajado.
A Camino y a Miguel les debo una buena, por su inmensa hospitalidad |
La tercera parte de la etapa
resulta más dura que lo previsto. Me queda mucho y buscar la belleza de los
pueblos mineros ya no me es mi prioridad. Cuando empiezo a mirar un lugar
idóneo para montar la tienda, aparece el “ángel de la guarda” que me acerca en
coche los siete kilómetros finales, para que la noche no me engulla en el
asfalto. Menos mal que hay un peregrino para dormir en el Polideportivo y
albergue de La Robla, porque la llamada
por teléfono se pierde en un detestable contestador. Alfonso es otro
trotamundos, con algo de jienense de origen, alemán de Munich de no se qué vida
y peregrino y hospitalero en Bodenaya con Alex y Anselmo, a los que llevará mis
saludos. Me acuesto el día más temprano, tras cenar el bocata y la fruta de los
primos, porque el compañero, educado y prudente, ya duerme a las 22,30 horas.
Martes, 29 de Junio. 4ª Etapa: LA ROBLA – LEON, 30 kms.
Una vez más el problema de cada mañana. De poco sirve salir a
las 6,30 para planificar la llegada al
mediodía para poder regresar a la tarde a casa. Ni el desayuno ni las dudas del
camino tienen su cumplida respuesta para los madrugadores. Y se cumple la ley
de Murphi de coger la ruta jacobea que no es, o sea la carretera nueva, la
N-630 que no pasa por ningún pueblo y es una recta casi desértica. Sólo un
triste bar junto a un proyecto a medias de una urbanización que se anunciaba
paradisíaca, al menos me carga un poco las pilas.
Demasiada carretera para el peregrino en este Camino del Salvador |
Más aparatosa que dolorosa, una de las pocas ampollas de todos mis Caminos |
Ya no encuentro la manera de recuperar el Camino y el pueblo
de Carvajal, que veo a mi derecha en la inmensa llanura semiarbolada. El calor
aprieta, las lesiones de Portugal se resienten y el espejismo de una gasolinera
es mi objetivo inmediato. Cuando llego mi sed se incrementa al encontrarla tan
cerrada como el Parador de ayer. Me tumbo en el cemento y la sombra para relajarme,
descansar unos minutos y ordenar mi cerebro. Llega una furgoneta “despistada”.
No, el transportista de alfombras para a orinar en su largo viaje de Oviedo a
Alcalá de Henares. Parece asustarse al verme tirado, porque es todo
amabilidades. Ya bebo agua y viaje inmediato hasta San Marcos, que le pilla en
ruta.
A las 11,55 me saco la foto junto al mayor hospital de
peregrinos que se conserva de la Península, el hoy lujoso Parador de Turismo.
Me curo los pies y descanso en la orilla del Bernesga, con cuyas aguas he
bajado desde la montaña en día y medio. Doy por bien terminado mi 14º camino,
esta vez sin usar saco, ni tienda, ni colchoneta por la más que suficiente
estructura y calidad de los albergues. Mi sueño abierto a continuar la aventura
hasta una semana lo paso al baúl de las pospuestas sine die. La tendinitis que
me acompaña desde febrero viene y se va, no sé si según esfuerzos o ánimos,
pero no debo dejarla que se asiente en mí como crónica. Las ampollas
quieren reabrirse, aunque las uñas han aguantado. La lesión de Zigor, que tras
prepararse dos años para una exigente carrera, le ha obligado a suspenderla,
también me invita a la prudencia.
En Renfe no hay plazas a Bilbao para hoy ni para mañana. No
sé si por la huelga general del día o por el fin de mes. Corro a Alsa y cojo lo
que hay, un lentísimo regreso por Burgos y parando en todos los rincones. Con mucho
calor y el billete asegurado subo hasta la catedral, que acaba de cerrarse, y
al barrio húmedo a comer. No me sobra nada de tiempo para llegar al bus de las
15,30 h. Tampoco en Burgos, que en media hora salgo hasta la puerta de Santa
María a hacer unas fotos y ver el ambiente españolista por el partido de “la
roja” en octavos contra Portugal, y al volver no encuentro el autobús que lo
tengo delante de mis narices.
El cansancio, la huelga en Euskadi y la falta de
reflejos y/o mala suerte me limitan los trenes a casa. Un montón de tiempo de
espera en Abando, el viejo convoy de cercanías no me abre la puerta en mi
pueblo y no me atrevo a tirar del freno de emergencia ni quejarme, sigo hasta
Ugao. Cuando, ya agotado y resignado inicio a pie el regreso por la carretera,
veo pasar tren a Bilbao. ¿Pero cuántos errores llevo hoy? Siento un escalofrío
al contestarme que aún no ha terminado mi jornada. Y este tramo de carretera de
noche es muy peligroso. Pero aparece el último ángel de la guarda de este 14º
camino. Es Juan Mari saliendo de su garaje junto al puente de Usila, que presto
me lleva a casa. Es medianoche y España acaba de clasificarse entre los ocho
primeros del Mundial al ganar 1-0 a los vecinos lusitanos, con lo que algún
conductor eufórico bocinea y acelera por el asfalto de Ajarte.
Del regreso aún me llevo esta foto de la Puerta de Santa María en Burgos y el recuerdo del bullicio vespertino y festivo |
Un resumen rápido de un camino, que no por corto ha resultado
fácil, da una media de 42,7 kms. a pie al día si considero las dos medias
jornadas como una. La ayuda necesitada de tres coches para evitar llegar de noche marca la
dificultad y mis errores de cálculo, así como mi relajo competitivo a favor de un mayor
disfrute. En los gastos, las cifras reflejan de nuevo mi austeridad. Pocos
llegarían tan lejos y tan dignamente con 68,18 €, viajes incluidos. ¡Peregrino
Patxi, a por el quince!
.
RESUMEN DE MI 14º CAMINO: EL DE SAN SALVADOR, DE OVIEDO A LEON
Sábado, 26
Junio: Oviedo-Mieres, 20 k. Bochorno mediodía y tarde de lluvia.
Domingo, 27:
Pajares, 38 k. Subida al interminable puerto y el mejor albergue.
Lunes, 28:
La Robla,40 k. Comida y descanso con los primos de Ciñera de Gordón.
Martes, 29:
León, 30 k. El camino más aburrido e ingrato.
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