Yo
he escrito mucho del que he utilizado en mis ya veintidós Caminos
diferentes. Y sólo he aconsejado que se lleve usado, nunca a estrenar.
Porque en lo demás, cada Camino, cada persona, cada pies somos un
mundo. Y nada es despreciable, al igual que nada perfecto.
Pero,
en esta breve entrada, voy a ensalzar algunas de las buenas cualidades
de las sandalias. Si bien es cierto que en el último medio siglo las zapatillas y botas
se han apropiado del mercado (mucho por el marketing del ganar más
dinero), también lo es que la sandalia ha sido históricamente y durante
muchos siglos (los griegos desembarcaron con ellas hace veintiseís en
Ampurias) un calzado muy bien acomodado al pie, extraordinariamente
válido para frailes y guerreros, andarines y pescadores.
Otra gran ventaja que yo destaco es su peso y espacio, tema siempre importante al cargar la mochila. Por
último, que si son de goma o plástico, como las que yo siempre llevo,
valen para casi todo: para ir vestido (entrada a las iglesias) y para ir
desnudo (entrada a la ducha), para atravesar ríos con agua y hasta para
cenar en cualquier restaurante.
Ah...
yo no vendo sandalias ni cobro comisión por esta "propaganda". Sólo
cuento mi experiencia por si le puede ayudar a alguno. ¡Buen Camino!
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